Artículo de opinión de Marcos Ventura Armas.
Fuente: 20minutos.es
Elsa Ruiz ha destapado la caja de los truenos. Es mujer, joven, trans, y no tiene cátedra ni madrina, solo la respaldan la razón de sus argumentos. ¿Cómo se atreve alguien así a contradecir al Feminismo™? No se podía tolerar, así que había que organizar una campaña de acoso y derribo contra ella. Porque, como todas sabemos, no hay nada más feminista que organizar una campaña de acoso en redes contra una mujer, por no ser lo suficientemente buena mujer (cáptese la ironía). Después dirán que Elsa no puede entrar en los espacios feministas por la violencia inherente a su socialización masculina… Y entre tanto sinsentido, ya no sabremos si reír o llorar. A Elsa Ruiz la han atacado por denunciar en un video reciente lo violento que se había vuelto el acoso organizado por parte de las terfs en redes sociales, pero ¿por qué este nivel de violencia? Porque se saben acorraladas y en minoría.
Varias personas han dejado al descubierto la mentira de que el Feminismo™ haya sido siempre trans-excluyente. Ya no solo por la famosa Simone de Beauvoir, que es seguro se escandalizaría de la posición de esencialismo biológico que adoptan las terfs (no es casualidad que Lidia Falcón haya decidido relegarla a referente de segunda) sino que todas las grandes referentes de la segunda ola apoyaron a las mujeres trans. Lo hicieron de forma no tan directa Sulamith Firestone (quien dijo que había que abolir el sexo) y Kate Millet (que se hizo eco de los descubrimientos de la medicina de los 60 sobre las identidades trans) pero de forma totalmente explícita se pronunciaron Andrea Dworkin (que dedicó todo un capítulo de uno de sus libros a apoyar a las mujeres trans) o Catherine McKinnon, quien dijo expresamente
“Siempre he pensado que no me importa la manera en la que una persona llega a ser mujer u hombre; no me importa, de verdad. Quienquiera que se identifique como mujer, quiera ser una mujer y se presente como mujer, hasta donde llega mi entendimiento, es una mujer.”
Y eso sin mencionar a las autoras posteriores a la Segunda Ola. Luce Irigaray, Monique Wittig, Julia Kristeva, la demonizada Judith Butler, pero también Martha Nussbaum, Nancy Fraser e, incluso, la icónica Angela Davis. Todas referentes del feminismo que apoyan implícita o, en la mayoría de los casos, explícitamente, a las mujeres trans. De hecho, el único texto terf relevante, “The transexual empire” de Janyce Raymond, es tan relevante que solo tiene dos ediciones y ni siquiera está traducido al castellano.
Es más fácil encontrar ejemplo de referentes lesbo-excluyentes, como Betty Friedan, que llegó a tildar a las lesbianas de amenaza lavanda y Caballo de Troya del feminismo, con argumentos como que las lesbianas son predadoras masculinas, reproducen roles de género, son instrumentos del capital y el patriarcado para infiltrarse y destruir el feminismo y no viven la opresión de las auténticas mujeres. ¿Suenan de algo esos argumentos, verdad? Son los mismos que usan hoy contra las mujeres trans. E igual que entonces el único motivo era la homofobia, hoy el único motivo es la transfobia. Y no hará falta esperar 8 años para que todas nos avergoncemos de lo que está sucediendo.
Por la polémica de Beth Elliot en 1973 en la Conferencia lésbica de la Costa Oeste en California, sabemos dos cosas. La primera, que las mujeres trans han formado parte del movimiento feminista, al menos, desde los años 70. La segunda, que los espacios feministas han aceptado a mujeres trans y rechazado la transfobia, al menos, desde los 70, pues aunque se intentó expulsar a Elliot de la Convención por no ser “una mujer de verdad”, la mayoría de la convención votó en contra. En el propio feminismo español, las mujeres trans han participado activamente al menos desde las Jornadas Feministas Estatales de 1993, presentando la histórica activista trans Kim Pérez una ponencia sobre las mujeres trans en las Jornadas Feministas Estatales del 2000, y leyéndose en las del 2009 el “Manifiesto para la insurrección transfeminista”, donde se escucharon lemas tan usados hoy en las manifestaciones como “aquí está la resistencia trans” o “El feminismo será transfeminista o no será.”
Y la prueba más clara de que el feminismo de base, el feminismo de las organizaciones de mujeres que están en la calle apoyándose unas a otras y peleando por un mundo más justo, es trans-inclusivo, la tenemos en el hecho de que Amelia Valcárcel tuviera que quedarse en casa en lugar de ir a las manifestaciones del 8 de marzo de 2020 porque todas las convocatorias eran “flojitas” e incluían “unicornios”. Todas las manifestaciones del estado español, que no son convocadas por colectivos específicos sino por coordinadoras de colectivos feministas, han sido trans-inclusivas.
La sociología, la antropología, la psicología, la sexología, la psiquiatría… En definitiva, todas las ciencias que ven al ser humano como una realidad que va más allá de su anatomía, han estudiado y reconocen la existencia de la identidad de género. Hasta tal punto que la Organización Mundial de la Salud dejó de considerar a las identidades trans una enfermedad en 2018. Las principales organizaciones internacionales, entre ellas la ONU o el Consejo de Europa, piden garantizar la autodeterminación de género, lo que ya han hecho, de forma más o menos expresa, estados como Argentina, Malta, Bélgica, Dinamarca, Francia, Irlanda, Luxemburgo, Portugal o Noruega. En España hay ya 14 leyes en 9 Comunidades Autónomas que lo recogen. Incluso la Justicia española se ha pronunciado a favor de los derechos de las personas trans, por último el Tribunal Constitucional, declarando inconstitucional impedir a las personas trans menores de edad cambiar su sexo registral.
Si es obvio que la historia del pensamiento feminista y el feminismo de base, la ciencia, los consensos internacionales y las organizaciones que luchan por los derechos humanos de las personas trans no están con ellas; si quienes apoyan sus argumentarios son Hazte Oír, Vox, Donald Trump o Victor Orban, que están tomando medidas para impedir el cambio de sexo registral en sus países… ¿Por qué tanto aferramiento a una idea, no solo tan descabellada, sino tan minoritaria? Bueno, hay quien teoriza que esto es una lucha de poder, para que una élite de académicas y políticas mantengan el control de un feminismo que desde 2018 se ha vuelto masivo. También hay quien argumenta que tiene que ver con que el PSOE perdiera el Ministerio de Igualdad a favor de Podemos. Pero yo creo que la explicación es más sencilla, es simple y pura ignorancia, desconocimiento de las realidades trans, que cristaliza en transfobia y se magnifica por la reverberación de círculos cerrados en donde no se permiten entrar ideas nuevas.
#ElsaRuizEstamosContigo ha sido Trending Topic número 1 en España. Su contraparte de acoso y derribo ha pasado sin pena ni gloria. Querían acabar con una gran activista trans, y como no podían con argumentos, han ido al ataque personal con un video de hace 8 años. Pero esos videos son, simplemente, la prueba de que leyendo, escuchando a las demás y revisándose los privilegios, las personas podemos mejorar. Una lección de humildad que muchas terfs deberían aprender. Al final les ha salido el tiro por la culata, porque hemos demostrado que las que estamos con las personas trans somos más. Y, sobre todo, que nosotras sí sabemos qué significa la sororidad, y que nunca dejaremos a ninguna atrás.
Fuerza Elsa, la batalla por nuestros derechos continúa y te seguimos necesitando en ella.
Fuente: ElDiario.es/CanariasAhora
Durante el confinamiento, Lucía (nombre ficticio), de cinco años, decidió enviar un vídeo a todos sus compañeros y compañeras de clase para decirles que ese sería, a partir de ahora, el nombre con el que quería que se dirigieran a ella. “¿Qué importa que tu nombre sea diferente? Tu corazón sigue siendo el mismo”, le respondieron. La reacción de su abuelo, con el que convive, no fue la misma cuando los padres de Lucía explicaron a la familia que era una menor trans. “Antes incluso la insultaba a ella de forma directa, pero le advertimos que si teníamos que llamar a la Policía, lo íbamos a hacer”, cuenta su madre en una conversación con este medio. Para la psicóloga del colectivo Gamá de Gran Canaria, María José Hinojosa, el apoyo familiar es el elemento clave para ganar autoestima y empoderarse. Las secuelas de crecer en un entorno donde impera la lgtbifobia se perciben cuando la persona es ya adulta, ya que durante su infancia se reprimen. “No vienen a consulta porque para atender a un menor debe estar acompañado por sus responsables legales”, explica Hinojosa.
Los sentimientos de absoluta soledad, incomprensión, depresión, ansiedad y estrés son las principales consecuencias. A esto se suma la sensación de que el mundo es totalmente hostil, el aislamiento social y la percepción de rechazo hacia sí mismos. “Cuando no tienes el apoyo de los tuyos, piensas que tu identidad no es algo digno, y puedes llegar a censurarla y a reprimirla”, comenta la psicóloga. Por ello, se dan casos de intentos de autolisis y de suicidio. El padre y la madre de Lucía han huído de esto y desde el comienzo dejaron a la niña expresar su identidad de forma libre. Ya con dos años, decía que quería ser enfermera. Su hermano mellizo, extrañado, le respondía que “era un niño” y que tenía que elegir otra profesión. Pero su madre intervino rápido: “Les explicaba que podían ser lo que quisieran”.
A los tres años, ella comenzó a verbalizar que era una niña. María José Hinojosa señala que una de las formas más frecuentes que tienen los menores de expresar cómo se sienten se da mediante el uso de los pronombres para referirse a sí mismos. La madre de Lucía recuerda cómo en diciembre de 2019 su hija le pidió que para su boda le dejara ponerse su vestido de novia: “Pero entonces tendrás que quitarme esto (haciendo referencia al pene), porque por aquí no puedo tener a mis hijos”. Primero fue a la pediatra para que me orientara. La doctora activó el protocolo de atención a personas trans del Gobierno de Canarias, la derivó al endocrino en el Hospital Materno Infantil de Gran Canaria y le recomendó que acudiera a una asociación. Una semana antes de que se declarara el estado de alarma para contener la propagación de la COVID-19, la familia fue a Gamá. “¿Seguro que no te importa que sea una niña? ¿No vas a llorar?”, le preguntó Lucía a su madre. Cuando ella le respondió que fuera lo que sintiera, la menor sintió como se le quitaba un peso de encima. “Los enfados y las frustraciones que tenía a veces ya no los tiene. Hay otras madres que me han dicho que tuvieron la sensación de que cuando sus hijos comenzaron el tránsito, sintieron que moría uno y nacía otro. Pero yo no lo siento así”.
La psicóloga de Gamá recuerda que una de las grandes luchas a las que se enfrenta la asociación en lo que respecta a los menores está relacionada con la discrepancia entre los progenitores. En ese caso, la situación se lleva a la Justicia que, según el Protocolo, debe velar siempre por el interés y los derechos de los niños y niñas. “La negativa de padres o tutores a autorizar el tratamiento transexualizador podrá ser recurrida ante la autoridad judicial, que atenderá en último caso al criterio del beneficio del menor”. Una cita recogida en el documento canario recuerda que no aceptar la identidad de género de un menor en la infancia o la adolescencia es otro tipo de maltrato infantil. “Hay que tener en cuenta que al intervenir con menores no se toma ninguna decisión irreversible”, matiza el texto.
Cuando los menores no tienen el apoyo de sus progenitores, pero sí de algún familiar como un tío o una tía, tampoco pueden ir a consulta, ya que deben ir acompañados de responsables legales. Cuando cumplen 16, sí pueden ir solos a un profesional de la Psicología o del Trabajo Social, pero para hormonarse o someterse a una cirugía de reasignación tendrían que contar con la autorización expresa de sus responsables.
Otra de las etapas más complejas para los menores trans es la pubertad, momento en el que el cuerpo comienza a desarrollar una identidad que no sienten como propia. “Provoca mucha angustia. Los chicos ocultan el pecho o visten con ropa muy holgada. Las chicas sienten mucho rechazo cuando tienen erecciones involuntarias y esconden el pene poniéndose hasta dos y tres calzoncillos. El vello facial es algo que también detestan, como la voz o que se note la nuez”. El momento en el que los adolescentes comienzan a tener acercamientos afectivo-sexuales también se vuelve difícil.
Lucía no ha tenido problemas en la escuela. A pesar de que, con motivo del parón provocado por la pandemia, no han podido modificar su nombre en la documentación del centro, tanto la directora como sus docentes hacen referencia a ella con su nombre sentido y no el registral. Uno de los episodios difíciles que la menor vivió en el colegio tuvo lugar en las fiestas de Carnaval, cuando separaron al grupo en niños y niñas para sacarles fotos. “La maestra me comentó que no había querido salir en la imagen, pero luego salió y en casa nos insistió en que no le gustaba”, cuenta su madre.
Que el lugar de estudios sea percibido por los menores como un espacio seguro es determinante. Si se elimina el nombre registral, no hay transfobia, hay sensibilidad y respeto “mejora el rendimiento académico, la concentración y la socialización”. Si no, comienza el rechazo a ir al instituto o al colegio porque no se sienten cómodos ni respetados en su identidad. La psicóloga aplaude la existencia de un protocolo en el sector educativo de Canarias, al menos en el caso de los centros públicos y concertados. En los espacios donde no hay alumnado en tránsito, la asociación imparte cursos de formación y de asesoramiento. Una de las tareas pendientes es la posibilidad de utilizar el aseo acorde a la identidad sentida por la persona. “Hay muy pocos colegios donde los baños no estén diferenciados por sexos”, apunta Hinojosa. Lo mismo sucede con el uso de uniformes. En este sentido, la especialista sostiene la importancia de la familia y la necesidad de una lucha estructural por la diversidad. “La intolerancia es transversal, porque vivimos en una sociedad machista y heterosexista, donde todo lo que difiera de la idea de hombre, masculino y con pene o mujer femenina y con vagina es rechazado”.
“Este 14 de julio Día de la Visibilidad No Binaria, es un momento para recordar que las personas no binarias existimos, que nuestra realidad es válida y que merecemos ser felices”, dice Marcos Ventura, vicepresidenta de Gamá, colectivo LGTB en Canarias.
El no-binarismo es la realidad más desconocida del activismo LGTBI y la psicóloga de Gamá Maria José Hinojosa incide en la necesidad de que la sociedad la conozca y tenga clara la diferencia entre identidad, orientación y expresión de género. “Las realidades trans ya no abarcan únicamente el binarismo hombre-mujer trans, sino que debe ser más inclusivo, global y recoger todos aquellos sentires que tienen que ver con la no identificación con el sexo asignado al nacer”.
Hace 20 años no existía el concepto social de persona no binaria pero sí la diversidad identitaria. Por ello, es sumamente importante diferenciar entre identidad (quién soy: hombre, mujer, persona no binaria), orientación (quién me gusta, hacia quién oriento mi deseo: heterosexual, homosexual, bisexual, asexual) y expresión de género (conjunto de comportamientos y actitudes que hablan de cómo nos mostramos ante el mundo), explica Gamá en un comunicado
Una persona no binaria no forma parte del espectro social hombre/mujer, no pertenece a ninguno de los dos géneros normativos y, por lo tanto, tiene una identidad de género disidente de la norma socialmente impuesta, que es el binarismo de género.
Así, el paraguas trans acoge no solo a las personas trans dentro del binarismo hombre-mujer, sino también a las personas trans no binarias que, en su proceso de autoconocimiento pueden adquirir expresiones de género femeninas, masculinas, neutras o ninguna de las tres anteriores.
“Se trata de romper el imaginario colectivo del binarismo hombre-mujer y ampliar sistema sexo-género. Las personas no binarias sufren mucho porque no tienen una categoría en la que poder identificarse y encajar”, explica Hinojosa, que añade además que estas personas pueden decidir en algún momento iniciar un tránsito.
“En su momento ocurrió con la bisexualidad, una orientación muy cuestionada porque era necesario posicionarse de uno u otro lado: o te gustan los hombres o las mujeres. No puedes estar en tierra de nadie. Eso les decían y eso era pura bifobia. Creo que con las identidades está pasando lo mismo. Igual que hemos roto la presunción de heterosexualidad tenemos que romper la rigidez mental y los esquemas que nos han marcado para poder ver toda la diversidad identitaria”, argumenta.
Aunque los conceptos y el activismo no-binario es muy reciente, Hinojosa asegura que lleva veinte años atendiendo casos que ahora percibe como realidades no binarias: “Me decían no me siento bien siendo un hombre, pero es que tampoco me siento una mujer. Entonces, ¿qué hacíamos? Con el devenir del tiempo se ha puesto de manifiesto que son identidades legítimas que deben estar consideradas social y legalmente".
Pau, Cassie y Marcos son personas no binarias y se enfrentan en su día a día a tener que dar muchísimas explicaciones sobre su identidad y a una sociedad que no solo les rechaza sino que niega la existencia de su identidad.
“Sabía que lo de la etiqueta de hombre no me encajaba desde que tengo recuerdos. Lo que pasa es que también sabía que no encajaba en la etiqueta de mujer. No podía entender bien lo que me estaba pasando”, comenta Marcos Ventura, vicepresidenta del colectivo. Fue precisamente gracias a Gamá y concretamente a Joana Cabrera, cuando descubrió la realidad no binaria, algo que le produjo paz y tranquilidad. “Me abrió los ojos a una posibilidad más allá de la que nos habían contado, había gente en el mundo que se identificaba y se vivía fuera de los estándares binarios. Una persona que sin ser una mujer tampoco era un hombre”.
A Pau tanto su familia como sus círculos cercanos le han ayudado en su salida del armario. “Con 7 años empecé a darme cuenta de las normas sociales que me imponían falda para el Día de Canarias o vestido para la comunión y eso me hizo replantearme mi expresión. Vídeos de YouTube de México y Chile me abrieron los ojos a otro tipo de identidades y entonces conocí el concepto de no binarismo, en el que me siento cómode”, explica. En este sentido, pide que se trabaje la escucha activa sobre diversidad y se siente agradecide por el apoyo que le brinda toda persona que escucha su realidad y la respeta.
Cassie llegó a la isla con 9 años, es natural de Uruguay y se ha pasado el confinamiento elaborando fichas y dibujos que expliquen cosas como la identidad, la orientación y la expresión de género. Ha sido la profesora perfecta para sus tías y primas, que también han hecho un trabajo introspectivo para entender y acoger la diversidad de Cassie. “Meditar y pasar tiempo conmigo me ayuda. Además de leer y empaparme de otras realidades”. Esta es la vía de escape que utiliza Cassie ante el desconocimiento social y la frustración que le provoca dar explicaciones todo el tiempo sobre tu persona.
Las tres activistas de Gamá piden “lo básico”, que es precisamente que se reconozca su identidad y se respete. También animan a la sociedad en su conjunto a conocer las realidades trans para evitar los prejuicios. “Así como no presuponemos el nombre de alguien o su orientación, tampoco debemos presuponer su identidad. Es mejor preguntar qué pronombre prefieren. No somos nadie para juzgar a otras personas, ni sus vivencias”, comentan.
Marcos, Cassie y Pau confían en que se siga invirtiendo en formación y visibilidad para luchar contra el desconocimiento y la ignorancia, principales motores de los prejuicios.
En el comunicado, Gamá aplaude que en la nueva proposición de Ley de Igualdad Social Trans e Intersex de Canarias, que se encuentra actualmente en trámite parlamentario con la conformidad de todos los grupos políticos, se reconocen las identidades no binarias y posiciona a Canarias a la vanguardia de los derechos LGTBI.
Fuente: Noticanarias.com
Las I Jornadas de Fisioterapia en la Reasignación Sexual organizadas por la Comisión en Uroginecología y Obstetricia del Colegio Oficial de Fisioterapeutas de Canarias, en colaboración con el colectivo Gamá LGTB, tendrán lugar el próximo 18 de julio con el fin de acercar los últimos avances en este campo a profesionales sanitarios y a las personas que puedan estar interesadas.
La realidad de las personas trans y sus familias es cada vez más conocida por la población general y por los profesionales de la salud, sin embargo, el conocimiento sobre la integración de la fisioterapia en los tratamientos postoperatorios tras una reasignación de sexo continúa siendo en muchos casos inexistente en la sanidad pública.
De ahí que el COFC solicite al Servicio Canario de la Salud (SCS) un abordaje integral del paciente, incorporando la figura del fisioterapeuta a los equipos multidisciplinares de atención a personas trans, de forma que aquellos que presenten secuelas tras una reasignación de sexo sean derivados por protocolo a los equipos especializados en fisioterapia de suelo pélvico que ya están funcionando en la sanidad pública.
“La fisioterapia es imprescindible en el tratamiento postquirúrgico de estos pacientes para tratar las cicatrices, para hacer un adecuado seguimiento con los dilatadores y para el abordaje del dolor ocasionado por la cirugía y las posibles adherencias. También en aquellos casos donde los interesados no puedan ser hormonados o no lo deseen, el ejercicio terapéutico es vital para poder realizar trabajo de la postura, musculatura y redistribución de grasa”, asegura Celia Luis León, vocal de la Comisión en Uroginecología y Obstetricia del Colegio de Fisioterapeutas de Canarias.
Esta vocal del COFC subraya que “nos consta que actualmente estos pacientes no son derivados a los fisioterapeutas especializados en suelo pélvico del SCS y sería toda una oportunidad para ser pioneros en el sector, puesto que no es algo que ocurra solo en Canarias. En el resto del Estado tampoco se deriva a las personas trans dentro de la sanidad pública para que reciban un tratamiento fisioterápico. Es de vital importancia, por eso, dar a conocer los beneficios de la fisioterapia en su rehabilitación”, puntualiza.
Estas jornadas, que tendrán lugar en modalidad online a partir de las 10:00 horas del sábado 18 de Julio, son de carácter gratuito y contarán en su programa con profesionales de prestigio en este campo, entre ellos María Hinojosa Pareja, psicóloga del colectivo Gamá LGTB de Canarias, que se centrará en el contexto sobre diversidad sexual y de género; Joana Cabrera Berger, especialista en medicina familiar y comunitaria, que hablará sobre cambios en el modelo de acompañamiento sanitario a las personas trans; y, por último, Sara Giol Prieto, fisioterapeuta especializada en suelo pélvico, que explicará la importancia de la intervención temprana en el proceso de recuperación tras la cirugía.
Con la aportación de estas profesionales se pretende facilitar a los fisioterapeutas una información sobre el acompañamiento, educación en salud, identidad y género, su situación y experiencias con el sistema sanitario para poder contribuir a mejorarlo, y también poner en conocimiento de las asociaciones de personas trans las aplicaciones de la fisioterapia para tratar las secuelas físicas y mejorar la calidad de vida tras una intervención quirúrgica de reasignación sexual.